sábado, 18 de julio de 2009

Tallín

Tallín, madrugada del 18 de julio...

Esto ya es otro mundo. Aquí hay que andar con mucho cuidado porque ya hemos dejado la península escandinava. Nada más bajar del barco y salir a la calle, al primer taxista que hemos encontrado, al parecer, le entrado en gana meternos una mentirijilla interesada. Suerte que luego hemos encontrado a Eduard y sus dos guapas amigas, que se han interesado por nuestros vehículos y han estado un ratillo con nosotros. Como muestra os paso una foto.


Creo que va a ser un viaje

interesante a partir de ahora puesto que las situaciones son imprevisibles. La sensación es de que no las controlamos como en los otros países, a pesar de las dificultades que hemos tenido.


Tallín nos ha recibido en noche de "marcha"... hoy toca borrachera. Una de las amigas de Eduard me ha dicho que la bebida que llevaban y que me ha ofrecido, era un cóctel... a saber...


El asunto del barco: al final, como éramos los primeros en espera hemos tenido suerte. El barco era bastante moderno, amplio. Las vistas de la ciudad en la puesta de sol han sido magníficas. Los islotes que hay dentro de, más que puesto bahía, con los reflejos de sol estaban impresionantes. La fortaleza o fortín que constituye la entrada natural al puesto, que parece que es una de las más grandes del mundo. Por cierto, no sé cómo ha podido salir un barco tan grande por un sitio tan ajustado.


Hemos metido los vehículos y hemos subido arriba. Hemos paseado por las tiendas libres de impuestos... casi todo bebida... qué pasada, exagerado. Luego hemos cenado en un buffet y nos hemos sentado a escuchar los gorgoritos del karaoke... no entendíamos nada. Al final Luis ha decidido subir a cubierta a fumarse un Cohiba... yo me he quedado traspuesto en un sillón y Félix andaba por allí. De repente he notado que los motores del barco sonaban diferente durante un momento, pero no he dado mayor importancia, la gente de las mesas de alrededor seguían a lo suyo, eran los mayores animadores del karaoke.


Un momento después he recibido un mensaje en el móvil, pero no le he dado importancia por pensar que era una nueva compañía de comunicación. Enseguida ha llegado Félix y me ha dicho que ha recibido un mensaje de Luis en el que decía que se marchaba al nivel 5 que es donde tiene el coche. He mirado mi mensaje y decía lo mismo. Qué pasa aquí?. Es cuando nos hemos percatado de que faltaba mucha gente, muchísima, pero ¿qué hacían allí los del karaoke? Al parecer esta gente viene desde Helsinki y ni siquiera baja del barco, simplemente consumen y consumen a un precio más barato y cuando el barco regresa a primera hora de la mañana ellos regresan con él, después de haber pasado una agradable velada en la cafetería del barco, como en una discoteca.

Pero Félix y yo hemos bajado a las bodegas y allí no quedaban vehículos, ni el Hillman. Por mi parte me he quedado aturdido porque no me orientaba bien en la panza del enorme barco. Luego me he dado cuenta de que las rampas eran móviles y donde había un medio para subir al siguiente nivel, ahora ya no. Nos hemos acercado donde teóricamente debería estar el Vespino y... allí estaba, junto a unos autobuses y coches de la gente que todavía permanecía en el barco. Pero y Luis?... ya había salido. He subido a la moto, la he puesto en marcha y me he acercado a la salida, allí había un empleado al que le he vuelto a preguntar: Esto es Tallín?? Yes, Tálen, Tálen... y he salido. Pero Félix no había terminado su aventura, él no podía salir del barco por el lugar que lo hacen los vehículos, le han tenido que acompañar porque no había forma de abrir puertas.... pero bueno, ya estamos en el hotel y mañana será otro día.


Por cierto, el finés criado en Burgos ya me ha escrito un correo, su nombre es: Sakke Manninen. También me ha mandado unas fotos de un triciclo de inválidos que tiene, está impecable. Y también una foto de un lucio gigante. Saludos Sakke...


1 comentario:

Anónimo dijo...

pues vaya con el barquito...que poco me gustan esas cosas..

suerte Valentin!! esto esta hecho ya!!

salu2