jueves, 20 de agosto de 2009

Los viajes no terminan con el último Km.


Eso es una verdad incontestable, de la misma manera que las aventuras rodadas no comienzan con el primer Km. Depende del desarrollo y la complicación específica de cada situación, de cada viaje en particular. El mío, el nuestro, comenzó hace mucho tiempo aunque de manera efectiva se puede decir que lo hizo hace dos años. Desde entonces hemos trabajado a diferente ritmo para tener a punto todo lonecesario. Ahora, continuando con el último km. seguimos trabajando, pero eso sí, con la gran sitisfacción de que todas nuestras previsiones se cumplieron de manera satisfactoría, lo cual hace que el mero hecho de escribir estas líneas constituya un verdadero placer.


Me encantan las películas americanas que llaman "road movies", esas que se desarrollan en carreteras que llevan a cualquier sitio y que los personajes se pasan todo el tiempo circulando con cualquier vehículo, parando en moteles, en gasolineras, en restaurantes... desyunando en cualquier bar de carretera y siguiendo camino, improvisando... así he vivido el viaje a Cabo Norte, pero con la garantía de tener amigos cerca y gente que se interesaba día a día por las cosas que podía contar. En definitiva era una mezcla de muchas cosas, incluso de esa tan española que consiste en la necesidad de contar a alguien lo que has hecho, sobre todo si consideras que puede ser de interés a los demás. En eso me siento afortunado porque no encontraría justificación más allá del placer de montar en moto y disfrutar del viaje si no supiese ciertamente que al regresar habría muchos amigos esperando que les diera detalles de lo ocurrido.


Jorge Paredes es un ovetense que hizo el viaje en su Harley. Mucho antes de comenzar el viaje ya estuvimos intercambiando mensajes por internet hablando de la posibilidad de encontrarnos en alguna etapa. Al final, por difícil que parezca nos encontramos. Mejor dicho, Jorge me encontró a mí. Eso ocurrió muy al norte, pasado el círculo polar ártico, cuando él ya volvía. Al parecer me reconoció cuando nos saludamos al cruzarnos en la carretera y decidió dar la vuelta y alcanzarme... eso estuvo muy bien. Recuerdo que estuvimos un rato charlando y haciéndonos fotos, pero sobre todo me llamó la atención un comentario de Jorge en el que me explicó que quería acortar el viaje en unos días, regresar antes a casa. El principal motivo que tenía para ello, a pesar de lo que estaba disfrutando del viaje, era que no tenía a nadie con quien hablar, que tantos días fuera de casa sin poder mantener una buena conversación en su idioma y compartir las experiencias de semejante aventura no eran posibles. Yo lo entendí entonces y lo entiendo ahora. Jorge tenía mucha razón en querer volver. Por eso pensé en mi propia suerte, en la de contar con dos compañeros de viaje que, a pesar de perderlos de vista como al Guadiana de vez encuando, sabía que al día siguiente o al otro los tendría a mi lado e intercambiaríamos nuestras propias historias. Además, cada noche me sumergía en el monólogo de sacar todo lo que tenía dentro de mí, aunque fuese resumido y hasta telegráfico en alguna ocasión, a través del pequeño teclado del ordenador o del teléfono móvil. Ciertamente no llegué en ningún momento a estar solo. También entiendo a Palmieri y a Miquel Àngel, para ellos sería bestial el viaje...


Debo pedir disculpas por los errores gramaticales o sintácticos que pude cometer en mis crónicas, a pesar de que Kiqu desde su casa filtraba algunas de ellas. Lo cierto es que el teclado de mi pequeño ordenador no me facilitaba las cosas porque algunos signos de puntuación o herramientas de escritura no estaban en su sitio... aunque nadie es perfecto a la hora de escribir, esa situación, la postura al escribir (casi siempre acostado) y alguna circunstancia más, hacían que los textos no fuesen todo lo correctos que debieran haber sido. Pero por encima de todo lo importante es que están ahí y que son documentos insustituibles, escritos en el momento adecuado y con la carga emocional justa. Ahora los releo y revivo cada instante, eso para mí es impagable. También he tenido la oportunidad de leer los comentarios de toda la gente que quiso enviarme alguna nota, aunque también pido disculpas por no haberlo hecho en su momento, sencillamente por falta de tiempo. Sabía que existían porque por teléfono así me lo hacían saber, pero no me era posible desplegarlos cada noche para disfrutar de ellos. Ahora lo agradezco enormemente y también disfruto de ellos... por cierto, los tengo impresos en papel y los leo y releo constantemente. Entre los comentarios y las crónicas hay cerca de 70 folios.


Por otro lado espero con ansiedad la publicación de un documental que Tele viajes está terninando sobre mi aventura, que posiblemente estará disponible en internet mañana 21 de agosto. También deseo tener pronto en mis manos el resultado del trabajo literario del propio Luis Barato, en el que día a día iba tomando notas de todo lo que nos ocurría, tanto a ellos en el Hillman como a mí en el Vespino. Piensa llevar a cabo la edición de una novela o crónica de viaje precisamente de nuestras andanzas por todos esos países. Será realmente interesante, sobre todo para mí, ya que en esa obra aparecerán las notas, datos y nombres de lugares que yo no tuve la ocasión o la precaución de anotar... podré recuperarlos de ese modo.


Por último quisiera animar a quienes tengan algo que comentar sobre el viaje o relacionado con él, o incluso que sin tener relación directa nos pueda interesar a los demás. También responderé a preguntas de cualquier tipo que me quieran plantear, pero sobre todo, si existen fotografías o vídeos o algún texto que pueda resultar interesante, agradecería que lo compartieran con nosotros en este blog o a través de correo electrónico en nuestra web.


El viaje continúa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por el esfuerzo de publicar todas las noches las crónicas. Para nosostros son también impagables, y además nos confirmaban que estabas bién.También agradecer a todas las personas que te han apoyado su colaboración.Nos has ofrecido un mes de Julio muy aventurero. Te mereces lo mejor.

Anónimo dijo...

Vaya, vaya... esto es lo que yo llamo "vivir de rentas" en el sentido aventurero. Diez años después de aquel viaje sigo disfrutando de leer comentarios de entonces y de hoy en día. Me alegra mucho que todo aquello no cayera en saco roto, que realmente interese a mucha gente.
Es raro que pasen muchos días sin que alguien me pregunte, me escriba o me llame por teléfono para interesarse por mí o por algún detalle del viaje. Pero lo que más me satisface es que entiendo que ha servido en algunos casos de inspiración a otros y de ese modo más compañeros pueden saborear los placeres de viajar sin prisas y con los medios justos. Se trata de una de esas cosas que no se puede explicar con palabras.